Cómo arrancar con la nueva era del liderazgo de equipos remotos
Cómo arrancar con la nueva era del liderazgo de equipos remotos
por Sandra Zuluaga
Reinventarse o morir, dice el refrán. Si es así, entonces las personas que están en puestos de liderazgo tienen la oportunidad de alcanzar la inmortalidad laboral con las exigencias del trabajo remoto.
Ahora es momento de dirigirme a las personas que están en puestos de dirección, gerencias y coordinación de equipos. Como ya mencioné en otras ocasiones, sus retos son distintos porque la misma naturaleza de su trabajo cambia de forma drástica cuando se hace de forma remota, y eso se nota desde la manera en que una de las herramientas más importante de su equipo se transforma: la comunicación. Como dice el artículo «How managers can support remote employees», publicado por la Harvard Business Review el año pasado, «por cada empleado que busca acercarse a su gerente, un gerente lucha por conectarse con una docena de colaboradores, además de intentar obtener direcciones de su superior».
No olvides leer mi artículo anterior: Secreto-Productividad-trabajo-remoto.html
A pesar de que la tecnología permite que las personas y equipos puedan compartir mensajes, avances de proyecto, preguntas o memes, las minucias que son parte de la interacción habitual entre colegas pueden desaparecer y no hay forma de reemplazarlas, al menos no con la rapidez o efectividad a la que se está acostumbrado. Me refiero a las partes del lenguaje que no tienen que ver con las palabras, como los gestos, la modulación de la voz, la gesticulación del cuerpo. No existe llamada en Zoom que no esté salpicada de malos entendidos, y no solamente porque alguien olvidó encender el micrófono o porque una conexión de internet se interrumpió, es simplemente porque no se está en la misma habitación que los demás.
Este problema, como lo han compartido quienes son líderes o dirigen equipos, afecta el avance del trabajo, el aumento de la productividad, la motivación de las personas y, finalmente, el desempeño de la empresa en general. Es decir, es frustrante. Sin embargo, cuando existe talento que trabaja a la distancia, ya sea por causas extraordinarias o porque así se tomó la decisión, el papel de quien guía se vuelve todavía más apremiante y la comunicación se convierte en la herramienta clave. Como explica Ignacio Serrano en un oportuno artículo de Forbes («Por qué el liderazgo de equipos a la distancia ha sido la clave del teletrabajo»): «la comunicación es una variable crítica, quizás la variable crítica».
Es la razón por la que los consejos que voy a compartir a continuación tienen como eje central las conexiones que los y las líderes de las empresas crean (o mantienen u optimizan) con sus equipos. Al menos si en verdad se desea continuar con el crecimiento empresarial y el desarrollo del talento que ahí labora, la comunicación debe ser el aspecto primordial.
Reinventar rituales
Quizá las juntas de seguimiento semanal iniciaban con un sorteo para elegir a la persona encargada del café y las donas de la próxima reunión cuando todos trabajan en una oficina, de manera presencial. En el formato remoto o híbrido ya no es posible, así que aquí está la primera muestra de que este modelo no se resuelve igual que en el anterior. Es momento de crear nuevos rituales para arrancar la semana, para romper el hielo en una junta y para terminar las jornadas también. Los y las líderes deberán buscar cuáles son los que mejor resuenan con sus equipos: desde una ronda de actualizaciones de las mascotas de cada uno de los colaboradores, hasta el reto de describir en una frase ese pequeño problema que superaron con la entrega más reciente. La idea es que haya espacio para que los que desean compartir lo hagan, y así la jefa o jefe no acapare la conversación mientras todos se enteran de las novedades de los demás.
Establecer (y respetar) límites claros
Quienes están en puestos de liderazgo también corren el riesgo de encadenarse a una conexión laboral sin fin, lo cual no trae buenos resultados para nadie. Para evitar el agotamiento o el burnout laboral, recomiendo que se comparta de forma clara la disponibilidad para juntas, llamadas, seguimiento, etcétera, al igual que los espacios reservados para trabajo individual, comidas, descansos, tiempo libre. Por supuesto, esto debe respetarse de igual forma cuando se trata de la gente que integra equipos.
Abrir canales para problemas sin (todavía) solución
Cuando una gerente y un empleado se encuentran en un pasillo, existe más confianza para hacer consultas o señalar que se detectó un problema que no parece resolverse pronto. Sin pasillo, entonces se pierde esta oportunidad y las personas tienen la sensación de que no tiene caso hablar de un obstáculo si todavía no se conoce cómo solucionarlo. Es mejor olvidar esta mentalidad y permitir que haya espacios para expresar estas preocupaciones, justo cuando están en una etapa primigenia, para compartir puntos de vista entre líder y miembro del equipo que llevarán a un proceso más nutrido.
Confiar en los subordinados
El micromanagement es uno de los puntos en contra del trabajo remoto que delata dos cosas, de inmediato: quien lo ejerce no tiene confianza en sus colaboradores (dicho sea de paso: no confía en haber contratado al talento adecuado) y, por lo tanto, no tiene capacidades sólidas de liderazgo. El trabajo a distancia puede ser la plataforma que le dé a los empleados la seguridad de aplicar su creatividad, inteligencia y experiencia para alcanzar las metas que tienen establecidas. Esta confianza ayuda a que la motivación aumente, que las personas pierdan el miedo ante los retos y que su crecimiento en la organización se traduzca en productividad para la empresa.
Aprender de forma continua
El impulso que ha tenido el trabajo remoto en este último año está abriendo la puerta a nuevas tecnologías que superan las funciones de una llamada por Zoom. Quienes son líderes también tienen la obligación de investigar, consultar con otros colegas, preguntar a expertos, solicitar demos y experimentar innovaciones que permiten que sus equipos trabajen mejor desde casa, convivan con mayor entusiasmo con los colaboradores y que mida los resultados de una forma que vaya más con el contexto de un modelo laboral que ya no se limita a cuatro paredes.
Finalmente, el trabajo remoto es el pretexto para reorganizar las labores, escuchar las necesidades de los equipos, incluso corregir algo que no esté funcionando dentro de la organización. Esta búsqueda de nuevas estrategias tiene que empezar desde arriba, que se tenga en cuenta que el ejemplo lo pone siempre quien está a la cabeza, y ese espíritu se contagia de inmediato con el resto.
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